martes, julio 10, 2012

Impuestos e inflación



Los gobiernos desde siempre han apelado a dos mecanismos para recaudar : impuestos y falsificación de moneda.
Los primeros son de alta conflictividad social: la gente siente que el gobierno le mete la mano en la cartera y le roba. Hubo innumerables rebeliones impositivas. La Revolucion Americana comenzó por un impuesto al té. “No taxation without representation” fue la consigna: los impuestos deben ser aprobados por parlamentos que tengan representantes de los contribuyentes.
La otra manera es menos conflictiva, aunque más fraudulenta aún: emitir moneda cada vez con menor “ley”, menor proporción de oro. El Rey tenía el monopolio de la acuñación, y para conseguir recursos simplemente acuñaba monedas falsas, casi sin oro. Los efectos eran tan letales como los impuestos, pero más difusos y tardaban mucho en hacerse evidentes. Crear moneda falsa es generar inflación: los alimentos o el vestido cada vez costaban más y, cada tanto- sobre todos cuando había una mala cosecha- estallaba la rebelión.
De modo que los gobiernos fueron sofisticando el robo.
Nacieron los impuestos indirectos: al comprar sal, una parte del dinero iba a las arcas del Rey, pero la gente no sentía que era atracada por los recaudadores de impuestos.
La otra forma de robar sin que se note fue falsificar la moneda, pero no por la  grosera vía de mezclar oro con bronce, sino emitiendo billetes, Al principio ,los billetes tenían “respaldo” en oro. Se suponía que cualquier persona podía cambiarlos por oro. Pero eso se fue transformando en una formalidad: nació el dinero fiduciario, no respaldado en reservas, pero “garantizado” por el Estado. Así, cada vez más, el papel moneda fue independizándose del oro. Se abandonó el Patron Oro y fue reemplazado por…papel “garantizado”: dólares, en especial. O sea, bajo el supuesto de que el Estado no quiebra, los gobiernos se sintieron libres para emitir moneda sin respaldo alguno.
Como la moneda no crea valor lo único que conseguía la emisión de nueva moneda era favorecer al gobierno (que le pagaba a sus proveedores y empleados con el papel que imprimía) y a los “amigos”: los que recibían ese papel primero, compraban bienes a precio “viejo”. Como cada vez había más papel, los bienes subían de precio. Como en esas “cadenas” donde los primeros ganan y los últimos pierden, cuando los más pobres, los jubilados, los obreros reciben el dinero “nuevo”, van al mercado pero ya los precios han aumentado, con lo cual reciben menos valor por el producto de su esfuerzo. En la inflación, los precios no suben todos el mismo día, sino que la onda expansiva tarda un tiempo en hacerse evidente. En el interin, los privilegiados que cobraron el nuevo dinero al principio, acopian productos aun a precio “viejo”.
Los bancos forman parte del esquema de expolio. Reciben autorización del Gobierno de prestar dinero no respaldado. Esto crea un boom de consumo, la gente se larga alegremente a comprar, nadie invierte, o se toman malas decisiones de inversión. El pais es una fiesta hasta que estalla la desconfianza. La inflación se desboca y la gente siente que el papel impreso cada día vale menos. Entonces corre a comprar oro o moneda extranjera más fuerte. Caen los precios, cae la demanda y llega la recesión. Del boom se pasa al crack. Desesperado, el Gobierno intenta recaudar vía impuestos- ya que la inflación ha llegado al límite tolerable- . Pero aumentar los impuestos agrava la desinversión y disminuye aun más el consumo. Entonces el Gobierno sale a endeudarse . Pero nadie presta barato dinero a un gobierno en problemas: prestan a altísimo interés. Se crea un nuevo problema: no solo hay que pagar a los acreedores internos- que se puede hacer con billetes inflacionados- sino que los acreedores externos exigen pago en moneda fuerte, no en los despreciados billetes Nacionales y Populares. Crece el odio a estos extranjeros explotadores, se agita el nacionalismo y, un día se declara el default. Imposible conseguir prestamos del exterior: el país incumple sus compromisos y el crack ya es total.
La fantasía de crear valor emitiendo termina con una crisis estructural que obliga a ajustar los gastos del Estado. Esto trae enorme conflictividad por parte de los perjudicados (empleados públicos y proveedores del Estado) con lo cual la crisis económica se transforma en crisis social y política.
En eso estamos. ¿No será hora de que los gobiernos entiendan algo elemental: que el dinero es solo un símbolo, un representante del valor de los bienes, y que sin creación de valor, el dinero es solo papel pintado?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tus artículos son bien claros y explicativos. Estoy leyendo un libro que se llama "Paper Promises" de Philip Coggan que trata algo de esto. Te felicit, y te sigo leyendo. Saludos. Jose Delgado
Las claves para ingresar son muy ilegibles

Anónimo dijo...

Parabéns pelo texto. Claro, conciso e didático.

esteban dijo...

Gracias José y brigado al anonimo de Brasil (o Portugal). Para eso arme este Blog en 2004. Para obligarme a ser claro. Saludos

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