lunes, diciembre 26, 2011

Las veinte verdaderas verdades del Justicialismo




El 17 de octubre de 1950 Perón dio a conocer en un documento, un catálogo de “Las veinte verdades justicialistas”. Se trata de casi ingenuas afirmaciones, como “lo mejor que tenemos es el pueblo”, “para un Peronista no hay nada mejor que otro Peronista”, “Primero la Patria, luego el Movimiento y por ultimo los hombres” y otras similares. Una dulce y acaramelada versión del Peronismo. Un país  Jardín de Infantes como decía la gran María Elena Walsh refiriéndose a la dictadura militar.
Hemos recogido ahora las “verdaderas” veinte verdades del Justicialismo. Se trata en todos los casos de afirmaciones de Perón o de ministros de su gabinete o textos de leyes o decretos. Se incluyen párrafos de la Orden Secreta de 1952.

1-     “Para un militar no debe haber nada mejor que otro militar “(Bases del GOU, 1943, Grupo Obra de Unificación. Para los no iniciados, Grupo de Oficiales Unidos)
2-     “ Ante el estado de descomposición política y social a que fue llevado el país por los gobiernos que se dejaron arrastrar por los políticos venales sobre los cuales ejercía su acción rectora y anónima la banca judía internacional, apoderándose poco a poco de las riquezas de nuestro suelo, nació como una necesidad imperiosa de salvar a la Patria el GOU”(Idem)
3-     “El Ejército, en su cuadro de suboficiales y en la tropa, es intensamente trabajado por la propaganda comunista. Se nos prepara una situación similar a la de España. Se impone una reacción intensa” (Idem)
4-     “La tarea es inmensa y llena de sacrificios, pero no se hace patria sin sacrificarlo todo. Los titanes de nuestra independencia sacrificaron bienes y vida. En nuestro tiempo Alemania ha dado a la vida a un sentido heroico. Esos serán nuestros ejemplos. Conquistado el poder nuestra misión será ser fuertes, más fuertes que todos los países reunidos. Habrá que armarse siempre venciendo dificultades, luchando contra las circunstancias interiores y exteriores. La lucha de Hitler en la paz y en la guerra nos servirá de guía” (Proclama interna del GOU)
5-     “Al ejemplo de  Alemania, por la radio, la prensa controlada, por el cine, por el libro, por la Iglesia y por la educación se inculcará al pueblo el espíritu favorable para emprender el camino heroico que se le hará recorrer” (Idem)
6-     “La masonería, el sionismo, las sociedades internacionales de todo tipo, no son sino consecuencias de esa internacionalización del mundo actual. Son las fuerzas ocultas de la revolución como son las fuerzas ocultas del dominio imperialista”.( Perón, 1968)
7-     “Deseo que mis primeras palabras sean para rendirle desde lo más profundo de nuestros corazones un homenaje sincero y argentino al excelentísimo señor presidente Somoza, que nos acompaña”(Perón, acto en Plaza de Mayo, 17 de octubre de 1953)
8-     “Todavía en la administración pública hay muchas personas que están fuera de su orientación diríamos así, ideológica; en consecuencia, son saboteadores concientes o inconcientes de la función pública. En esto hay que extremar: se lo deja cesante o se lo exonera, según corresponda, por la simple causa de ser un hombre que no comparte las ideas del gobierno, eso es suficiente”(Perón, Tercera Conferencia de Gobernadores, 1952)
9-      “ Se han confeccionado listas de objetivos, de locales y organizaciones extranjeras enemigas de nuestro gobierno que actúan en común con los complotados y de personas opositoras , que deben ser suprimidas sin más , en caso de atentado al Excmo. Señor Presidente de la Nación”
“Las mencionadas listas, donde figuran domicilio y teléfono van agregadas como anexo a las disposiciones especiales (…) Se organizará también el ataque y destrucción de las mencionadas organizaciones enemigas y las operaciones punitivas contra los dirigentes de las mismas”
(Orden Secreta Nro. 1, 1952)
10- “ El pueblo debe saber la verdad. Si se altera el orden, si hay atentado o asesinato, su reacción ha de dirigirse sobre los verdaderos culpables y dar un escarmiento que, por ejemplar, se recuerde por varios siglos” (Artículo  de “Descartes” (Perón) en el periódico Democracia, 1952)
11-  “¿Piden leña? ¿Porque no empiezan ustedes a darla? Todo esto nos está demostrando que se trata de una guerra psicológica, organizada y dirigida desde el exterior, con agentes en lo interno, Hay que buscar a esos agentes y donde se los encuentre colgarlos de un árbol” (Perón, 1953 en vísperas de los incendios de la Casa del Pueblo, la Casa Radical, el Partido Demócrata y el Jockey Club)
12-  “Al enemigo ni justicia”
13-  “Por cada uno de los nuestros caerán cinco de ellos” (agosto de 1955)
14- “Teniendo en nuestras manos las grandes banderas o causas que hasta el 25 de mayo pudieron esgrimir, la decisión soberana de las grandes mayorías nacionales de protagonizar una revolución en paz y el repudio unánime de la ciudadanía, harán que el reducido número de psicópatas que va quedando sea exterminado uno a uno para bien de la República. (Radiograma del 21  de enero de 1974, a raíz del asalto guerrillero a los cuarteles de Azul)
15- “¿Se ajustan los programas coordinadamente en todas las materias y ramas a los objetivos fundamentales que persiguen la Doctrina Nacional y el segundo Plan Quinquenal?(…) ¿Cuál es el personal docente que profesa ideologías espirituales o políticas adversas a la Doctrina Nacional y, por ende, a los objetivos del segundo Plan Quinquenal? (Ministerio de Educación, 1951)
16- Art. 85º. – Entre los diez alumnos que hubieran obtenido las más altas calificaciones en el transcurso de su carrera y se encuentren cursando el último año, se sorteará al que ha de tener la representación estudiantil. Este cargo es irrenunciable, salvo causa justificada a juicio del consejo.
Art. 86º. – El delegado será convocado a las sesiones que celebre el consejo directivo. En dichas sesiones el delegado podrá expresar libremente el anhelo de sus representados, no teniendo voto en las decisiones que adopte el consejo.(Ley Universitaria de 1947)
17-            Las universidades establecerán cursos obligatorios y comunes destinados a los estudiantes de todas las facultades para su formación política, con el propósito de que cada alumno conozca la esencia de lo argentino, la realidad espiritual, económica, social y política de su país, la evolución y la misión histórica de la República Argentina, y para que adquiera conciencia de la responsabilidad que debe asumir en la empresa de lograr y afianzar los fines reconocidos y fijados en esta Constitución”. (Constitución de 1949)
18-  “ Perón, Pe rón. Eva. E vi ta. Evita mira a la nena. El nene mira a Evita. Sara y su esposo son Peronistas. Votaron a Perón. Esa dama es Evita. Era tierna y dadivosa. Perón nos ama. Nos ama a todos. Por eso lo amamos ¡Viva Perón! Evita ama a los nenes. Los nenes y las nenas aman a Evita ¡Viva Evita!¡Viva Perón! (de diversos libros de texto: Privilegiados; Evita; Compañeritos; etc., 1953-54)
19- “Tenemos que ir convenciéndolos desde que van a la escuela primaria. Y yo les agradezco mucho a las madres que les enseñan a decir Perón antes que decir papá. (…) La escuela primaria constituye pues el primer escalón de captación y del adoctrinamiento de la futura ciudadanía al movimiento justicialista. Esta exigencia impone al personal de preceptores, maestros y profesores una profunda identificación con los postulados de la doctrina, a fin de lograr que la juventud, al iniciarse en el ejercicio de los derechos ciudadanos, se encuentre identificada con la doctrina nacional.” (Perón, charla grabada)
20- “El Estado no reconoce libertad para atentar contra la libertad” (Art. 14, Constitución de 1949)











































viernes, diciembre 23, 2011

La Constitución de 1949: la Doctrina Peronista hecha Ley




Ningún peronista puede desconocer y desaprobar la Constitución de 1949, expresión legal de la Doctrina Justicialista. En el apogeo del poder, además de asegurarse la cláusula reeleccionista, el peronismo se encargó de dejar en claro cual era su concepción del Estado.
El artículo más grave es el siguiente:
Art. 15 - El Estado no reconoce libertad para atentar contra la libertad. Esta norma se entiende sin perjuicio del derecho individual de emisión del pensamiento dentro del terreno doctrinal, sometido únicamente a las prescripciones de la ley.
O sea, según esta norma, el problema de la libertad es “poner límites” a los partidos u organizaciones que “atentan contra la libertad”. Solo se puede “opinar” en el terreno doctrinal, pero cualquier conducta considerada “antilibertaria” será reprimida. Y vaya si lo fueron, en aquellos años.
Sabemos que la organización que más atentó contra la libertad fue, siempre, el Estado. Y es justamente esta organización la que determina “quien atenta contra la libertad”, con el fin de reprimirlo. El dueño del gallinero decide a quien reprimir.
Los peronistas siempre señalan la Constitución del 49 como el dechado de virtudes que impone los derechos sociales, la economía al servicio del bien común y la estatización  de los recursos naturales. Se olvidan que esta Constitución altera la tradición democrática occidental, al otorgarle al “estado” la potestad de definir quien “ataca la libertad”.
El gran tema de la libertad fue poner límites al poder del Rey. La tradición liberal anglosajona es la que más avanzó en ese sentido, mientras que la tradición liberal francesa no cuestionó el “poder” sino que exigió que fuera ejercido por el “pueblo”, no por el Rey. Como escribió Benjamin Constant, Rousseau se preocupó por “quien” debe ocupar el poder, pero no por el problema del poder mismo.”Su ira se dirigió contra los poseedores del poder y no contra el poder mismo”.
El fascismo, el comunismo y los diversos socialpopulismos, a los que pertenece el peronismo, han endiosado al Estado, como fuente de legislación y poder al “representar los intereses generales”, contra los “intereses particulares”, mezquinos y antisociales. La expresión “dentro de la ley todo, fuera de la ley nada” se engloba en este objetivo totalizador, y totalitario. La “Comunidad Organizada” es otro objetivo totalitario, ya que pretende sustituir la sociedad abierta, compleja, llena de conflictos y única que garantiza la libertad, por una “organización” al estilo militar, donde cada uno tiene su lugar, y solo ese.

Otras “joyas” de este texto:

Las universidades establecerán cursos obligatorios y comunes destinados a los estudiantes de todas las facultades para su formación política, con el propósito de que cada alumno conozca la esencia de lo argentino, la realidad espiritual, económica, social y política de su país, la evolución y la misión histórica de la República Argentina, y para que adquiera conciencia de la responsabilidad que debe asumir en la empresa de lograr y afianzar los fines reconocidos y fijados en esta Constitución.

O sea, el adoctrinamiento político tiene rango constitucional. Hay que hacer que los estudiantes “conozcan la esencia de lo argentino”. Concepto nacionalista, chauvinista, excluyente, místico, anticientífico, irracional: ¿ Cual es la esencia de un pueblo formado por indígenas, mestizos, mulatos, españoles, italianos, judíos, árabes…? ¿Existe una “esencia” argentina, única, inmutable, eterna, inmodificable? Una pretensión totalitaria subyace a esta concepción del Ser Argentino.

Art. 39 - El capital debe estar al servicio de la economía nacional y tener como principal objeto el bienestar social.  Sus diversas formas de explotación no pueden contrariar los fines de beneficio común del pueblo argentino.

Es la típica expresión del pensamiento socialcristiano o socialdemócrata: el capital es un monstruo necesario pero peligroso y debe ser fiscalizado, controlado, limitado. ¿Qué quiere decir “sus diversas formas de explotación no deben contrariar el beneficio común”? Se trata de una formula general que permite cualquier tipo de  control ante cualquier “forma de explotación “ que un empresario desarrolle. Siempre habrá algún juez que interponga un amparo, bajo el supuesto de que invertir en tal o cual actividad  “contraría los fines de beneficio común”...

La joya de la Constitución del 49 es este artículo:

Art. 40 - La organización de la riqueza y su explotación tienen por fin el bienestar del pueblo, dentro de un orden económico conforme a los principios de la justicia social.  El Estado, mediante una ley, podrá intervenir en la economía y monopolizar determinada actividad, en salvaguardia de los intereses generales y dentro de los límites fijados por los derechos fundamentales asegurados en esta Constitución.  Salvo la importación y exportación, que estarán a cargo del Estado, de acuerdo con las limitaciones y el régimen que se determine por ley, toda actividad económica se organizará conforme a la libre iniciativa privada, siempre que no tenga por fin ostensible o encubierto dominar los mercados nacionales, eliminar la competencia o aumentar usurariamente los beneficios.

De partida, el Estado se reserva ni más ni menos que el Comercio Exterior- fuente principal del Ingreso Nacional, en un país exportador como Argentina-. Por si fuera poco puede per se, mediante una simple ley, intervenir la economía y monopolizar determinada actividad (siempre en nombre de los “intereses generales”, la famosa “voluntad general”, que Rousseau inventó y que fue fuente de tantos abusos).
Para el resto, se permite la “iniciativa privada”, eso sí, siempre que no persiga beneficios “usurarios “ (¿quien define cuando el beneficio empresarial es “usurario”?), y no quiera “dominar los mercados” o “eliminar la competencia”, todas hermosas frases que lo que esconden que no se desea que se desarrollen grandes empresas, puro “anticapitalismo” básico: se admite el pequeño comercio e industria…y poco más.

Ahora, el gobierno de Cristina Kirchner recupera ese espíritu de la Constitución peronista, al considerar que tener la mayoría electoral otorga poder ilimitado al gobierno, que las “leyes” que la ocasional mayoría parlamentaria saca de apuro y sin debate, son expresión  de la voluntad “del pueblo”- en todo caso, del 54% del pueblo-  y que cualquier “interés particular” debe doblegarse ante el “interés general”. El 54% podrá, entonces, dictar cualquier ley que perjudique al 46%, en una especia de juego de todo o nada, donde los que ganan despojan de todo derecho a los que pierden

sábado, diciembre 10, 2011

Judíos rusos


Acabo de leer el libro de Orlando Figes La Revolucion Rusa y se abrió en mi la curiosidad por el papel de los judíos rusos en todo el proceso. Como dice Figes, pocos judíos eran bolcheviques, pero muchos bolcheviques eran judíos . Los judíos, para muchos campesinos y obreros rusos eran un grupo extranjero que había copado el poder gracias a Lenin (cuya abuela era judía).
La casualidad quiso que diera con un libro esencial para entender al judaísmo ruso de esos tiempos, una biografía del intelectual judío Simon Dubnov, escrita por su hija.
Dubnov era una bestia intelectual, devorador de libros y productor de infinitos artículos y de una Historia Universal del Pueblo Judío, la obra de su vida.
La opresión de los judíos bajo el zarismo era increíble. Estaban confinados a “zonas especiales” (Ucrania y Bielorrusia) y se prohibía su traslado a San Petersburgo o Moscú. No podían acceder a la educación secundaria y universitaria, no podían ser funcionarios, etc. Sufrían periódicos pogromos que se exacerbaron en el nuevo siglo, con el brutal pogrom de Kichinev- ciudad natal de mi abuelo materno, que debió sufrirlo en 1903- y los quinientos pogroms alentados por el Zar después de la Revolución de 1905. El Proceso a Beilis – un joven judío acusado de matar ritualmente a un niño cristiano- fue la farsa más increíble montada por el zarismo para unificar al rebelde pueblo ruso contra el chivo expiatorio judío. Un caso Dreyfuss a la rusa. Armado desde el poder.
Había un judaísmo tradicional, cerrado, centrado en el rígido cumplimiento de la Ley y en el estudio del Talmud. Y había un incipiente “nuevo judaísmo”, del cual Dubnov fue participe activo. Un judaísmo que quería romper la atadura del Schtetl- la aldea ancestral-, la ignorancia sobre Rusia y el mundo moderno, que quería hablar y leer en ruso, que quería entender la modernidad, leer a Tolstoy y a los Enciclopedistas y a los liberales ingleses.
En este judaísmo moderno la polémica, el cruce, las discusiones eran incesantes y riquísimas. Convivían tres tendencias, crudamente enfrentadas.
Los “cosmopolitas” que querían la asimilación total a la cultura rusa, el abandono de las tradiciones e idioma judíos, el aislamiento, la cerrazón mental. Su expresión política era el Bund, la sección judía del Partido Socialdemócrata Ruso (miembro de la facción Menchevique de éste)
Los “sionistas”, que enarbolaban la vuelta al territorio nacional, que despreciaban la diáspora, el  Yddisch, las viejas costumbres de un pueblo sometido al  Zar y al odio de los campesinos. La  ”vuelta a Israel”, la “alia” era su consigna. Muchos de ellos emigraron a Palestina, desapareciendo así de la escena rusa.
Y estaban los que hablaban de la Nación Judía espiritual. Dubnov era su líder. Lo que proponía era la apertura sin asimilación, la reivindicación de los judíos como una Nación espiritual, no territorial, como una minoría nacional extraterritorial, unida por un idioma común y no por la posesión de un territorio. Políticamente abierto a los liberales y a los socialistas revolucionarios, pero desconfiando de los bolcheviques.
En este panorama sobreviene la Revolución Rusa.
Todos los judíos pusieron su esperanza en la Revolución de febrero: la emancipación, el fin de las restricciones educativas, laborales, territoriales. La posibilidad de integrarse, como judíos, a un proyecto de liberalización que ponga a Rusia a la altura de los grandes países de Europa occidental. Su credo estaba basado en la Declaración de Derechos del Ciudadano de 1789 y en la emancipación de los judíos que la Revolución Francesa y Napoleón llevaron a cabo.
El Gobierno Provisional y, más tarde, el Gobierno del Partido Bolchevique derogaron las restricciones y liberaron a los judíos de las cadenas, permitiendo la creación de instituciones educativas y culturales judías. Este proceso, indudablemente, atrajo a buena parte de la intelectualidad judía. Muchos de ellos, además, pasaban de ser los olvidados de la tierra a participar del poder. La atracción que este nuevo y sorprendente poder tuvo fue, para muchos, un velo que les impidió percibir el elemento autoritario del nuevo poder soviético.
Dubnov, en cambio, percibió rápidamente que los sueños se convertían en pesadilla.
Escribe su hija: “ Al igual que la enorme mayoría de los representantes de la intelectualidad oposicionista, el escritor, que durante largos años invocara la revolución, quedó pasmado al encontrarse cara a cara con los elementos desencadenados. Su diario refleja esa confusión: la alegría de la liberación del régimen aborrecible se alterna en sus páginas con el temor a la anarquía. Con el correr del tiempo, ese temor llega a ser la nota dominante”
“ El escritor desarrolló el concepto de que la anarquía, igual que la guerra, se agrava debido a la hipertrofia del principio de la lucha de clases, incompatible con el carácter de la revolución, llamada a realizar la reconstrucción política”
Esta claro para él que la tarea que espera de la Revolución es la transformación de Rusia en un estado democrático, moderno, a la manera de Inglaterra o Francia y no en el anárquico campo del enfrentamiento violento entre clases.
“ Huyendo de las calles con sus mítines relámpagos, con turnos ante los comercios cooperativos y con los crueles juicios sumarios por mano propia contra los “enemigos del pueblo”, de las calles que día a día se tornaban cada vez más incomprensibles, violentas y tenebrosas, el escritor se refugiaba en la quietud de su cuarto.”
Dubnov “quedó azorado cuando la revolución con la cual soñara desde su más temprana juventud, recitando las ardientes tiradas de Victor Hugo, resultó de cerca incomparablemente más siniestra que a través del prisma de la historia. (…) Su ansiedad era motivada por la pérdida de la fe en la naturaleza salvadora de la revolución”
Dubnov vota para la Asamblea Constituyente al Partido Demócrata Constitucionalista, (El Kadete) un grupo liberal, prooccidental, “burgués”, que era la “derecha” de la Revolución.
Surge claramente la polémica en el seno del judaísmo:  en una reunión en la que Dubnov disertó sobre “la actualidad y el Congreso Judío”, su principal oponente fue el ayudante del Comisario en Asuntos Judíos, quien si bien , dijo, en su juventud consideraba a Dubnov como su “padre espiritual”, después de estar diez años en la cárcel llegó “a la conclusión de que el puesto de los judíos se hallaba en las filas de los  más intransigentes combatientes por la revolución”.
Queda claro que un importante grupo de intelectuales judíos se definían como “combatientes intransigentes de la Revolución” , para horror de Dubnov y otros intelectuales progresistas liberales. Del “ethos” judío (libertad, conocimiento, limites morales) pasaron al “ethos de le Revolución”. Muchos se incorporaron a la siniestra Cheka, el órgano represivo de la Revolución y otros tomaron posiciones de poder en la estructura del Partido. No solo Trotsky, sino decenas de judíos se convirtieron en cuadros políticos bolcheviques. Como comentó el Rabino de Moscú “Los “Trotskys” hacen la revolución y los “Bronstein” (el apellido de real de Trotsky) pagamos los platos rotos”.
“Fuera los bolcheviques y los judíos” bramaban las asambleas obreras y campesinas.
Los avances del Ejército Blanco se acompañaban de sangrientos pogroms , en especial en Ucrania. Se estima en más de 150,000 la cifra de judíos asesinados en esos días.
Dubnov decide emigrar, pero nunca llega el permiso oficial para hacerlo. “ En Dubnov surgió la idea de enviar por intermedio de Gorki una carta a Lenin. Esta debía contener la argumentación siguiente: puesto que en Rusia Soviética la teoría del materialismo histórico ha sido erigida en dogma del Estado, a los hombres de ciencia que no reconocen tal dogma debe concedérsele la posibilidad de ausentarse del país” . La carta nunca fue enviada y el escritor tuvo que armarse de paciencia y esperar su pasaporte.
Para otorgarle el permiso este pasó a la Comisión Extraordinaria Pan rusa, donde “las convicciones de Dubnov eran bien conocidas , puesto que en las reuniones y en la prensa el escritor manifestaba abiertamente y en forma reiterada su actitud crítica respecto del bolcheviquismo, y esta circunstancia le inspiraba inquietud”.
Por fin se aceptó su pedido y pudo emigrar a Lituania en abril de 1922.
Es evidente que su destierro significaba el fin de un proyecto judío liberal democrático en la Rusia Soviética que quizás pudiera haber balanceado a los fanáticos intransigentes que creían que con Lenin llegaba al fin la emancipación judía. Muchos de ellos serían años después eliminados por Stalin, quien desplegó su veta antisemita sin tapujos en el famoso “proceso contra los doctores judíos”. Pero esa es otra historia.
Simón Dubnov fue asesinado por un guardia leton al servicio de los nazis en diciembre de 1941, de un tiro en la nuca.

domingo, diciembre 04, 2011

Nuevos y viejos ricos




Los “nuevos ricos” reciben el desprecio de todos, de  pobres y de viejos ricos.
Se sabe: los nuevos ricos son ordinarios, ostentosos, incultos, ruidosos. Los viejos ricos, en cambio, son cultos y discretos.
Aquellos que reciben desde la cuna educación y riqueza obtienen el reconocimiento social, mientras los que tienen abuelos campesinos o buhoneros, reciben una mirada risueña y despectiva.
El capitalismo produce “nuevos ricos” independientes del Poder, el mercantilismo, no: en éste solo los amigos del Rey-Lider obtienen prebendas y se enriquecen rápidamente.
No es casual, entonces, que en el ataque a los parvenues se esconde un ataque a la subversión que provoca el capitalismo. Los valores tradicionales se alteran, aparecen nuevos actores sociales, aparece un nuevo poder que cuestiona a las oligarquías tradicionales y al Poder.
En China, por ejemplo, hay unos cincuenta millones de nuevos ricos, que se caracterizan por consumir cenas fastuosas que cuestan decenas de miles de dólares. Un espanto, que critican tanto los pobres como los viejos burócratas del Régimen. Como dice Santo Tomás, los reyes temen a los ricos y tratan de destruirlos- aliándose con el “buen pueblo”. Saben que la propiedad privada genera poder alternativo que cuestiona el poder absoluto que detentan. Habría que estudiar la alianza entre los reyes y el pueblo en contra de los nuevos ricos, los despreciados “burgueses”. En España los nuevos ricos eran los judíos, protegidos por los reyes, pero rencorosamente odiados por nobles y campesinos pobres. Cada tanto, el odio se desataba contra los judíos en  pogroms que alcanzaron su clímax en 1391, cuando provocaron cincuenta mil muertos. En 1348, en la peste negra, las multitudes asesinaron a la mitad de los judíos europeos.
En la Rusia comunista de la NEP (Nueva Política Económica) que permitió los pequeños comercios y reabrió los mercados, hicieron su aparición - luego de los años del hambre y las requisas-  campesinos bien alimentados y los pequeños comerciantes que se enriquecían rápidamente. El ala izquierda de los bolcheviques estaba escandalizada por este retroceso “reaccionario”. Si bien Lenin preveía varias décadas de NEP- quizás arrepentido por sus excesos de “comunismo de guerra” de 1917-1920- murió oportunamente y Stalin, que aceptó a regañadientes la NEP, esperó su momento para “liquidar a los kulaks y a los comerciantes” . En cuatro años no quedó un solo comercio en Moscú y los campos fueron colectivizados. Se terminó así con la “primavera” de la NEP y el comunismo de guerra volvió para quedarse. Solo se enriquecerían los amigos del Poder, la Nomenklatura llena de privilegios.
El odio a los nuevos ricos es el odio a la movilidad social, al cambio de poder. El desprecio, la envidia y los celos que provocan son los indicadores de hasta qué punto una sociedad conservadora se niega a crecer.

viernes, diciembre 02, 2011

Kulaks



El exterminio de millones de “kulaks” fue una página clásica del dominio de la política por sobre la realidad. Como la teoría marxista decía que en Rusia había una clase terrateniente  capitalista que explotaba a los campesinos pobres- afirmación absolutamente falsa- se determinó la “eliminación de los kulaks como clase” (consigna que Stalin difundió). Esto significó el destierro de unos diez millones de supuestos kulaks y la muerte de buena parte de ellos.
“Debeis asumir vuestras responsabilidades con el sentimiento más estricto del deber partidario, sin lloriqueos, sin una pizca de liberalismo. Arrojad por la ventana vuestro humanitarismo burgués y actuad como bolcheviques merecedores de llamarse camaradas de Stalin. Acabad con el elemento kulak allí donde asome la cabeza. Es una guerra: son ellos o nosotros. El último remanente de la agricultura capitalista debe ser eliminado a cualquier precio “ (de un líder bolchevique, Jataevich, en una asamblea de dirigentes del partido Comunista)
O sea: ellos o nosotros fue la gran construcción de una realidad ficticia, según la cual los kulaks conspiraban activamente contra el poder soviético.
La realidad es que no había tales capitalistas agrarios en Rusia, que los campesinos compartían la propiedad comunal de las tierras y solo eran propietarios de herramientas, animales y viviendas, que había campesinos más prósperos que otros , pero que esto se debía a factores como tamaño de la familia, habilidades adquiridas, esfuerzo personal para mejorar las técnicas agrícolas, etc. No había ni sombra de “plusvalía” arrancada por explotadores a explotados. Los propios campesinos, aun los más pobres así lo reconocían. Para ellos “kulak” significaba “usureros, comerciantes especuladores” pero no había según ellos, campesinos “kulaks”, ni siquiera los más ricos.
Como no había kulaks, hubo que inventarlos.
Cuenta un testigo: “ No hubo inspecciones ni miramientos. Simplemente llegaron y nos dijeron :”Todos vosotros- explicó Serkov, el jefe del sóviet de la aldea- . He recibido la orden de encontrar diecisiete familias kulak para su deportación. No hay un solo habitante del pueblo que sea lo suficientemente rico para ser un kulak, y tampoco hay muchos ancianos, así que elegimos17 familias al azar. Habeis sido elegidos- nos explicó. Por favor, no lo tomeis como algo personal. No puedo hacer otra cosa”

Efectivamente, no había “nada personal” en el genocidio de kulaks: era una orden emanada del Líder, y había que cumplirla, aunque fuera al azar. Había unos cupos por aldea, y había que cumplirlos. Muchas aldeas optaban por incluir en los cupos a ancianos , viudas o granjeros aislados a fin de “minimizar” el daño. O lo hacían al azar, tirando la moneda. Nada personal. Sin odios, por “obediencia debida”, sin “humanitarismo burgués”.
Esta operación política está entre las más monstruosas que ocurrieron. Por ejemplo, el Holocausto judío se planificó: nadie tiraba la moneda, el único hecho de “ser judío” te condenaba al campo. Como los kulaks no eran tan identificables como los judíos, hubo que cumplir una orden absurda, a contrapelo de la realidad.
Es de imaginar el grado de terror que esto infundía a la población total Cualquiera podía ser “kulak”, cualquiera podía ser seleccionado: ser un poco más próspero, haber tenido enfrentamientos personales con algún jefe de aldea, el puro azar.
En cambio, la escrupulosidad de los nazis evitó que algún judío escapara de los trenes y, en cambio, ningún no-judío- mientras no fuera opositor , homosexual o loco- terminara en la cámara de gas. Esto generó una “tranquilidad” en el pueblo alemán o polaco - el famoso “yo estoy a salvo”-  que jamás gozó el pueblo ruso.
Por otra parte la aniquilación de seis millones de judíos no causó grave daño a la economía, cosa que sí sucedió al liquidar a los campesinos más emprendedores. Como dice el historiador Orlando Figes en el libro “Los que susurran. La represión en la época de Stalin” : “ La destrucción de los kulaks resultó ser una catástrofe económica para la Unión Soviética. Despojó a las granjas colectivas de la ética del trabajo y la experiencia de los campesinos más habilidosos del país, lo que finalmente condujo a la decadencia terminal de la agricultura soviética. Pero la guerra de Stalin contra los kulaks no tenía su origen en consideraciones de tipo económico, sino en la decisión de eliminar toda posibilidad de resistencia a la colectivización de la vida rural. Los kulaks eran campesinos individualistas, los líderes y sostenes más poderosos del antiguo estilo de vida agrario. Tenían que desaparecer”

lunes, noviembre 28, 2011

Qué trabajo!

Que trabajo! Yo, modestamente, trato de analizar, discutir y , eventualmente, rebatir las propuestas del pensamiento unico anticapitalista, antiliberal, nacionalista y "populista". Es mucho trabajo! Hoy mismo, por ejemplo, tendría que leer y analizar el articulo de opinión de Clarin, firmado por Ulrich Beck, e intitulado "La democracia no puede quedar sometida a una economia salvaje", cuyo largo titulo ya lo dice todo. Habrá que leerlo. Hoy mismo hay noticias sobre un Instituto de Historia Revisionista que impulsa el Gobierno: con fondos públicos escucharemos, una vez más, que Sarmiento era un represor, Alberdi un liberal insoportable, Roca un genocida y Rosas, todo lo contrario.Figurita repetida desde Palacio, Rosa, etc. A veces me da ganas de largar todo y dedicarme a leer a Borges y escribir mis agustias personales.
El Instituto se llama "Instituto Nacional de Doctrina Histórica" . Un título...fascistón no? Eso de "Doctrina", ¿que tiene que ver con la investigación de la Historia, objetiva y científica? Nada. No se trata de investigar, sino de de inculcar "Doctrina Nacional" , a la manera de los fascismos y los comunismos. La Historia es, para ellos, una rama más de la política, un campo donde el pensamiento "nacional" debe librar batallas contra el pensamiento "oligarquico" . Un lugar en el que desarrollar la  "Batalla Cultural" que desde 2009 el Kirchnerismo se ha planteado como estrategia. Lo primero que hizo Kirchner, a los pocos días de perder las elecciones de 2009 fue reunirse con los intelectuales orgánicos de "Carta Abierta" para plantear cómo construir un nuevo discurso, que logre convencer a los electores. A partir de allí comenzó la ofensiva cultural, que incluyó nuevos medios de comunicación, programas como 678, ofensiva contra el Grupo Clarin, un Telam para "perdiodistas militantes", la gran fiesta del Bicentenario, Tecnópolis, etc. No le ha ido mal. Están entusiasmados y dispuestos a "ir por todo", incluyendo la verdad, esa elusiva realidad. Usaran la Historia, una vez más, como campo de argumentación política, no como fuente de verdades- relativas, pero verdades al fin- para entender nuestra identidad.

miércoles, noviembre 23, 2011

Clarisima entrevista a Juan Ramón Rallo y Carlos Rodríguez Brown

Ambos acaban de escribir "El liberalismo no es pecado" (en referencia a un viejo escrito de un cura español en el que afirmaba "El liberalismo es pecado"...

http://www.youtube.com/watch?v=nlukTn6wOCQ&feature=player_embedded

martes, noviembre 22, 2011

Pan para Todos




Los planes gubernamentales de repartir bienes “sin costo”, gratis, para el pueblo no son nuevos. En general, se basan en la simple idea de que a algunos le sobra y a otros les falta y que el papel del Estado es quitar lo que sobra y repartirlo a los que no tienen. Simple. Pero la realidad no es tan simple.
Un caso monstruoso de aplicación de este simple plan ocurrió en la URSS, en dos ocasiones. Durante el gobierno de Lenin se decidió requisar la producción de grano excedente a los campesinos para repartirlo gratuitamente entre los obreros. Con Stalin se procedió directamente a confiscar la tierra de los campesinos ( la “liquidación de los kulaks” se la llamó) y repartirla en grandes granjas colectivas que emplearían a los campesinos como asalariados.
El intento de Lenin costó cinco millones de muertos y el de Stalin, siete.
Años después, Mao intentó el mismo procedimiento- El Gran Salto Adelante- y obtuvo unos 30 millones de campesinos muertos por la hambruna resultante.
No es simple maldad: es profundo desconocimiento de leyes básicas de la economía sumado a la persistencia en error, la falta de planes alternativos y, además, el uso de la represión a los “enemigos del pueblo”, los campesinos que se niegan a entregar el grano, con millones de muertos en el Gulag soviético o chino.
La fallida experiencia de Lenin culminó con la Nueva Política Económica, una tímida vuelta atrás, legalizando el mercado. Los campesinos superaron así el hambre y el trigo fluyó a las ciudades. Rusia salió del estado catatónico y revivió. Pero por poco tiempo. A los pocos años Stalin volvió a la carga y esta vez no hubo vuelta atrás. Siete millones de muertos y una agricultura que jamás alimentó plenamente a la población urbana. Hubo nuevas hambrunas a fines de los cuarenta en la URSS.
Ya la Revolución Francesa había apelado a la misma política cuando dispuso el congelamiento del precio del pan, lo cual trajo aparejado que los campesinos plantaran menos trigo, hubiera creciente escasez (precio barato y poca oferta es sinónimo de desabastecimiento) que los Sans Coulottes quisieron resolver revisando granjas en busca de un supuesto grano escondido. El resultado fue también muerte y destrucción de instalaciones.
Pero los “revolucionarios” no aprenden de esas experiencias y siempre caen en el mismo pozo, pisan la  misma piedra. No es casual.
Es su ideología la que los lleva a ignorar leyes humanas permanentes.
Descreen de la economía, solo creen en la política aplicada por un “poder popular”  todopoderoso. Con la política creen revertir las escaseces que ellos mismos han provocado. Al no lograrlo, reprimen, encarcelan, fusilan, aterran a los productores, con lo cual agravan aún más el problema. Del control de precios pasan a la requisa y de allí a la estatización lisa y llana de la propiedad agraria, de cualquier tamaño: desde pequeñas producciones familiares a empresas agrarias. Y a los que se resisten, muerte.
Esa fórmula de fondo, almibarada con los toques modernos de “consenso”, “inclusión” y “redistribución” se sigue aplicando sin, obviamente, un Gulag detrás. Pero la cara de perro de los funcionarios encargados de los aprietes a los productores (sean estos chacareros, industriales, comerciantes o banqueros) es solo una cuestión de grado. Del asesinato se pasa a la intimidación y la extorsión. Pero es evidente que si pudieran, si vivieran en una realidad más primitiva y básica, apelarían a los viejos métodos de las dictaduras. En eso estamos.

jueves, noviembre 17, 2011

El mito de Lenin bueno y Stalin malo

 
El mito de Lenin bueno y Stalin malo

La intelligentsia occidental, aterrada por la brutalidad inocultable del estalinismo, se refugió en Lenin, creando el mito de que el hijo Stalin traicionó el legado del Padre Lenin.
Como si Ulianov hubiera sido un pacífico idealista, obsesionado por liberar al pueblo, se negaron reiteradamente las pruebas de la maldad de Lenin.
Maldad en el sentido bíblico del término, o sea absoluto. La “maldad relativa”, siempre explicada por un “contexto” adverso que “obliga” al líder a tomar decisiones duras, que en fondo rechaza, es solo un estratagema retórico.
Hubo maldad absoluta en Lenin al crear y fortalecer a la Cheka como órgano supremo de Estado, autorizado para matar, tomar rehenes, torturar a cuantos calificaba como “enemigos del Estado”, sean estos burgueses, pequeños campesinos, adolescentes, curas, o huelguistas. Y decir, frente a las críticas internas de los militantes aterrados por la brutalidad de la Cheka:”Un buen comunista es un buen chekista”
Hubo maldad absoluta en Lenin al crear, décadas antes de Hitler, campos de concentración para “indeseables”, término que podía incluir a cosacos, tártaros, mencheviques, eseristas o musulmanes.
Hubo maldad absoluta en Lenin al declarar la “Guerra por el grano”, destinada a alimentar a las masas urbanas requisando- esto es, robando- las cosechas a los campesinos. Éstos de rebelaban, con la consiguiente represión sangrienta a cargo de la Cheka y el Ejército Rojo.
Hubo maldad absoluta cuando no quiso reconocer que las requisas provocaron millones de muertos de hambre y solo hacia el final de su vida, dio marcha atrás y abrió los mercados  para que los campesinos obtuvieran algo por su grano. Cinco millones de muertos tardó en reconocer su error (Mao tardó 30 millones, Stalin 7 millones…)
Hubo maldad absoluta en Lenin cuando, con el grano requisado armó un sistema de reparto “selectivo” que favorecía primero a los miembros del Partido, después a los soldados del Ejército Rojo, luego a los obreros de sectores estratégicos como el transporte y por ultimo, migajas, repartidas al resto de la “clases” (él , que supuestamente quería “abolir las clases”)
Hubo maldad absoluta en Lenin cuando, en una ocasión en que recibía un informe sobre prisioneros entregado por el jefe de la Cheka, tildó una frase donde se decía que había un  grupo de 1500 presos, los cuales fueron ejecutados al otro día. Se trató de un error: solo quería indicar que se daba por enterado. Pero no destituyó a ese jefe, no lo castigó, no pidió perdón por su error, un mero error del Dios de la Revolución que costó 1500 vidas.
Hubo maldad absoluta en Lenin cuando le declaró la guerra a la Iglesia y escribió “ He llegado a la inequívoca conclusión de que ahora tenemos que llevar a cabo la guerra más decisiva y despiadada contra el Clero de los Cien Negros y suprimir su resistencia con tal crueldad que no la olvidarán en las próximas décadas. Cuantos más miembros de la burguesía reaccionaria clerical lleguemos a fusilar, mejor”.  Ocho mil sacerdotes fueron fusilados, diez mil encarcelados.
Hubo maldad absoluta en Lenin cuando reprimió a los marineros amotinados en Kronstadt, apoyados por la población entera, con el resultado de decenas de miles de asesinados.
 No fue Lenin un padre traicionado por su hijo, sino un padre que le enseñó a su hijo a cometer, sin culpas, los peores crímenes en nombre de la Revolución.

jueves, noviembre 10, 2011

20 años no es nada


En noviembre de 1991, ayer nomás, cayó la Unión Soviética. Como dice Jorge Sigal, a quien acabo de escuchar en TV, cayó sin disparar un solo tiro, cayó por su propio peso, se desmontó como la escenografía de cartón de una película Clase B, con misiles de mentira y generales de opereta. Cayó sin dar explicaciones, como si hasta sus propios seguidores, que eran legión- y cito nuevamente a Sigal- e iban desde Picasso o Neruda hasta centenares de miles de líderes sindicales, universitarios, intelectuales, periodistas se hubieran quedado sin armas, ni siquiera las retóricas, esas que sabían manejar tan bien. ¿Alguien recuerda que dijo Fidel Castro al respecto? ¿Habrá acusado a la CIA? No lo recuerdo. Seguramente no se dio por enterado y siguió adelante con su propio estalinismo a la cubana. ¿Que dijo mi primo o a aquel amigo de la familia que brindaba siempre por la Revolución?¿ Que dije yo mismo? No escribí nada, en esa época, desgraciadamente, aun no había aprendido que no se puede pensar si no se escribe. Recuerdo, eso sí, que estuve muy contento, que grabé el video la caída del Muro de Berlín. Lo que si pensé y en algún lugar escribí años después es que con el fin del Comunismo se terminaba la lucha entre “valores universales” (igualdad, socialismo, libertad, democracia) y comenzaría la lucha entre “valores locales”: naciones, religiones. No me equivoqué ya que lo escribí antes de las guerras balcánicas y antes del resurgimiento del islamismo global. Se terminaba la confrontación global por “grandes ideas” y comenzaba una fragmentación del conflicto, reducido a términos más elementales como etnias, patrias o creencias.
Todos los comunistas miraron al costado. Nadie se dio por aludido. Nadie nos explicó que había pasado, nadie explicó algo tan reciente como la invasión a Afganistán y su millón de asesinados. En la década del 80 un millón de afganos fueron masacrados por el Ejército Rojo: tanta gente como la que masacró EEUU en Vietnam, pero algo infinitamente menos publicitado que esa guerra de Indochina.  Nadie se autocriticó, pidió disculpas, se arrepintió. Nadie se vio en la obligación de explicar los cien millones de muertos por culpa del Comunismo: más había matado el Capitalismo, decían.
El mundo nunca pudo así saldar la experiencia soviética. Enseguida comenzó la critica al “fin de las ideologías”, al “neoliberalismo”, como si antes de criticar a este “sistema” no fuera preciso explicar al “otro sistema” y su patético final.
Nos quedamos así sin las sabias reflexiones de miles de intelectuales que explicaban hasta el hartazgo los defectos de las democracias. No escuchamos a Chomsky, ni a Derrida, ni a Galeano explicar semejante acontecimiento. Callaron, como gritan aun hoy por cada error, falla o crisis del imperfecto sistema capitalista. En vez de retirarse a reflexionar y salir fortalecidos mediante alguna catarsis, metieron violín en bolsa y siguieron como si nada hubiera pasado.
Septiembre de 2011 los volvió a encender y ahí se lanzaron en jauría a demostrar que ese horror no era más que la devolución del horror que el capitalismo había impuesto a las multitudes del tercer mundo. Punto. Hasta allí llegó su aporte.
Estamos huérfanos de ideas mientras el mundo observa los experimentos enloquecidos cobijados por consignas tales como “socialismo del siglo XXI”, “Islamismo mundial” o “Calentamiento Global”. Ahora “indignados” o estudiantes que piden todo gratis llenan las primeras planas. Y seguimos sin entender nada. Nadie que explique el presente, explicando el pasado.
Veinte años no es nada.




lunes, noviembre 07, 2011

La verdad

La función de la Filosofía es definir el problema de la verdad del discurso.
Casi una contradicción. El discurso es una exposición orientada a definir la verdad del enunciante, a defender sus posturas, acciones, propuestas, planes, explicaciones, negaciones o distorsiones.
Casi por definición un discurso es lo opuesto a la verdad.
El problema es que tiene la “apariencia” de verdad. Un brillante discurso es aquel que miente sin que sea evidente, que convence con datos falsos o distorsionados, que incita a la acción coactiva bajo la apariencia de acción libre.

Escribe Popper:

"En su función descriptiva, podemos hablar del lenguaje como un vehículo de la verdad; pero lógicamente también puede transformarse en un vehículo de la mentira. Sin una tradición que actúe en contra de esta ambivalencia y en favor del uso del lenguaje con el objetivo de la descripción correcta (al menos en los casos donde no existe un fuerte estímulo a la mentira), se acabaría la función descriptiva del lenguaje; los niños no aprenderían nunca su uso descriptivo.

"Aún más valiosa es tal vez la tradición que actúa en contra de la ambivalencia relacionada con la función argumentativa del lenguaje, aquella tradición que actúa contra ese abuso del lenguaje que lleva a los pseudoargumentos y la propaganda. Esta es la tradición y la disciplina del hablar y pensar con claridad; es la tradición crítica, la tradición de la razón,

Los enemigos modernos de la razón quieren destruir esta tradición. Quieren hacerlo destruyendo y corrompiendo la función argumentativa e incluso descriptiva del lenguaje humano mediante una regresión romántica a sus funciones emotivas, expresivas (se habla mucho de la autoexpresión) y, tal vez, estimulativas o indicativas. Notamos con claridad esta tendencia en cierto tipo de poesía, prosa y filosofía moderna —en una filosofía que no argumenta, porque se aboca a problemas susceptibles de argumentación—. Los nuevos enemigos de la razón son a veces antitradicionalistas que buscan nuevas e impresionantes formas de autoexpresión o de "comunicación" y, a veces, tradicionalistas que ensalzan la sabiduría de la tradición lingüística ."


Los “nuevos antirracionalistas” se basan en destruir la función descriptiva del lenguaje negando las “verdades” que surgen de la mera observación de los hechos. Por ejemplo, que en Argentina hay inflación, o que la gente se refugia en el dólar para preservar el valor de su dinero. La primera táctica de los irracionalistas es negar el hecho, afirmar que “no hay inflación”, simplemente. Esto obliga al “racionalista” a tener que perder tiempo en demostrar lo obvio, que los precios crecen año a año en determinada proporción, que podrá discutirse la confección de un Indice de Precios, pero que mi canasta de supermercado pasó de 200 a 300 pesos en un año es un “observable” que no tiene discusión posible.

Luego operan sobre la función “argumentativa” del lenguaje, generando innumerables variantes de la “batalla cultural”, que no es otra cosa que disfrazar la verdad con mentiras. La inflación como resultado de una “conspiración” es la más habitual de las tretas argumentativas. Se usa desde el Edicto de Dioclesiano sobre precios congelados. En general, se basan en la idea de que no hay leyes objetivas, sino que toda la vida social es un escenario político, una arena donde el “pueblo” se enfrenta al “enemigo del pueblo”. La Economía deja de ser una realidad autónoma, que puede ser comprendida con herramientas científicas y se transforma en un mero sujeto pasivo de las “políticas”: los “buenos” tratando de congelar precios y los “malos” tratando de robar al pueblo incrementando los precios.
Por último, como señala Popper, los antirracionalistas retrotraen el discurso a su función “expresiva”, emocional y estimulativa. La “comunicación” emocional toma el volante y el discurso se centra en palabras de fuerte carga emocional. Él, el “modelo”, el pueblo, la Patria, la lucha contra los poderosos, etc. encabezan entonces la enunciación del discurso. Desaparece la función descriptiva y argumentativa del lenguaje y solo queda la Retórica, esa cáscara vacía.

viernes, noviembre 04, 2011

Las mentiras soviéticas



Las principales consignas bolcheviques de 1917 eran “pan, paz, tierra y libertad”, y “Todo el poder a los Soviets”.Ya en el poder no cumplieron ninguna de esas metas.

-         El poder a los Soviets fue la cobertura de un putsch  contra el Soviet, ejecutado en octubre de 1917. Los bolcheviques eran minoría en el Soviet de Petrogrado y no tuvieron prejuicios a la hora de desarticularlo, declararlo ilegal y perseguir a sus contrincantes mencheviques y eseristas. Lo primero fue cerrar la Asamblea de los Soviets, celebrada el 25 de octubre, para “proteger al Soviet del Gobierno Provisional”.
-         Paz. Los bolcheviques forzaron la paz con Alemania pero buscaron y lograron desatar una Guerra Civil, no solo contra los Blancos- muchos de ellos zaristas- sino, sobre todo, contra los “verdes”: los campesinos que se sublevaban por la política de requisa de cosechas del gobierno bolchevique
-         Pan. Jamás hubo tanto hambre en Rusia como entre 1917 y 1922. Las ciudades no obtenían suministros por la desarticulación del sistema de transporte y , sobre todo, las requisas forzosas a los campesinos generaron el Hambre de 1920, con cinco millones de víctimas. La gente en las ciudades comía guiso de caballo, y se organizaban cacerías de perros, gatos y otras mascotas.
-     Tierra. Si bien los bolcheviques aprobaron la reforma agrarria que permitia a los campesinos acceder a la tierra de los antiguos terratenientes, ansiaban la colectivizacion de los campos. Primero procedieron a la requisa indiscriminada: los campèsinos eran dueños de la tierra pero no de su producción. Resultado: rebeliones campesinas, represion, hambre. Años despues, con Stalin, cumplieron el viejo sueño de expropiar a los campesinos y crearon los ineficientes koljoses, granjas colectivas donde nadie poseía nada. Resultado: jamas la URSS tuvo resuelta su cosecha de grano y siempre sobrevoló el fantasma de la hambruna.
-         Libertad. Se cerraron los periódicos de la oposición de izquierdas, se militarizó a la clase obrera, terminaron con la experiencia de control obrero al nacionalizar las industrias, persiguieron a burgueses, kulaks, obreros, campesinos, anarquistas, mencheviques, eseristas, liberales, intelectuales. Se creó la Cheka, un estado dentro del estado que llegó a contar con más de doscientos mil funcionarios que ejecutaron represión -tortura, ejecuciones- a más de doscientos mil rusos: más víctimas que la Guerra Civil. Se torturaba metiendo a la gente en agua hirviendo, atándole cajas con ratas en el interior, se violaba, se encarcelaba a niños, se ponía de rehenes a familias de supuestos contrarrevolucionarios , burgueses o kulaks. Se fusiló a huelguistas obreros o a campesinos rebelados.

A pesar de este desastre humanitario, la intelectualidad de Occidente apoyó la experiencia bolchevique, minimizó los crímenes, culpó a los Blancos por la guerra contrarrevolucionaria, disculpo a Lenin por su obsesión militarista y represiva y ayudó a construir el Mito Soviético: una Revolución que logra sobrevivir a sus enemigos y construir el socialismo en un solo país.
Aun sufrimos las consecuencias de ese Mito.

miércoles, noviembre 02, 2011

martes, noviembre 01, 2011

El mundo sobre los pies



El liberalismo, sea el clásico de Benjamin Constant o el moderno de Mises  o Hayek pone al mundo de pie. Será por eso que es tan resistido. Algunos ejemplos:

-         Los “colectivos” (naciones, clases, grupos) no toman decisiones; la decisión es un fenómeno individual. Por eso la historia y la economía deben estudiarse partiendo de la comprensión de la decisión de los individuos
-         El dinero, el lenguaje, la moral, las instituciones naturales no son creadas por una ley de las autoridades o por un “contrato social”: son un producto de la larga evolución humana, no un acto planeado y conciente.
-         La Civilización es la imposición de límites a los deseos humanos. La moral no es un manual de buenas costumbres escrito por los poderosos, sino el armazón a partir del cual se puede desarrollar la cooperación humana
-         No existen tantas lógicas como razas o clases: no hay una “lógica burguesa” o una “lógica judía”. El Hombre es Uno, hay una sola verdad posible, no infinitas y caprichosas “verdades relativas”
-         Las Utopías niegan el bagaje de la historia y se proponen construir el mundo ideal desde cero. Han fracasado y continuarán fracasando.
-         La libertad es la única garantía del progreso, porque no hay innovación sin libertad
-         El problema no es quien está en el Poder, sino el Poder mismo.
-         Los derechos individuales son previos a la sociedad: ninguna ley  puede abrogar derechos individuales bajo pretextos: las leyes están para proteger la libertad de elección, no para sacarles a unos para darles a otros.
-         Las “fuerzas productivas” solo pueden desarrollarse liberándolas de las restricciones, impuestos, regulaciones, limitaciones, prohibiciones, peajes, leyes, decretos.
-         Los sueldos en una economía libre tienden a la suba: los empresarios querrán tentar a la mano de obra más calificada y por lo tanto, más cara. Solo en el esclavismo y el estatismo la mano de obra es despreciada.
-         Las burbujas financieras y las crisis de confianza no las crean los mercados libres, sino los gobiernos queriendo manipular la emisión monetaria, el crédito y las tasas de interés.
-         El libre comercio necesita paz. Los mercados no se “conquistan” con cañones sino con calidad y precios.
-         Se necesitan cada vez más empresarios-emprendedores y menos empresarios- amigos del Gobierno. Ganar con innovación, precio y calidad y no gracias a la protección del funcionario amigo
-         Los monopolios son generalmente apañados por los gobiernos. La libre competencia es la mejor garantía contra el monopolio.

Artículo de Rodolfo Pandolf sobre medios y poder


Los diarios y el poder
                                                                                                            Escribe Rodolfo Pandolfi

Un dato curioso es que la clausura de diarios, revistas, radioemisoras y estaciones de televisión no se realizó casi nunca invocando desde el primer momento razones ideológicas. El cierre de la revista Qué como castigo por publicar en su tapa la fotografía de una actriz entonces prohibida, Libertad Lamarque, tuvo su origen en razones estrictamente personales pero se invocaron cuestiones relativas al sistema de distribución del medio.
El semanario “La Vanguardia”, fundado por Juan B Justo, era el órgano oficial del Partido Socialista y fue clausurado definitivamente el 27 de agosto de 1947, a las 11:20 de la mañana, con el argumento que la carga de ejemplares en los camiones producía un ruido que molestaba a los vecinos. El local donde se editaba, ya cerrado definitivamente, fue incendiado cinco años después, o sea en 1952. Se impidió la venta de semanarios católicos opositores como “Estrada” y  se castigó también al diario alemán “Argentinisches Tageblatt”.
En este último caso, la sanción consistió en obligarlo a aparecer con solamente cuatro páginas  mediante el argumento que era necesario ahorrar papel. En ese tiempo también se prohibieron numerosos libros como “El Muro” del filósofo francés Jean Paul Sartre aduciendo que contenía relatos pornográficos. Esos relatos se incluirían hoy en cuentos para niños. Fueron castigadas numerosas publicaciones económicas como el “Economic Survey” y “La Semana Financiera”.
Una época muy dura para los medios fue  1950, al cumplirse el centenario de la muerte del general José de San Martín. Por omitir mencionar al prócer fueron cerradas las publicaciones comunistas “La Hora” y “Orientación”, pese a que esta última había dedicado un  suplemento completo al aniversario. La omisión, verdadera o falsa, del nombre del libertador costó la vida a más de ciento cincuenta diarios en todo el país, cifra que  incluyó, por supuesto, a medios provinciales y municipales. La lectura de libros políticos, de cualquier ideología, era mal vista. Tratar temas como el marxismo tenía muchas veces inconvenientes hasta el punto que Ramón Prieto no pudo ingresar un manual sobre el tema escrito por Jaime María de Mahieu, notorio hombre de derecha.
La tesis que luego adoptaron algunos ideólogos en diversas etapas dictatoriales  era que debía fomentarse la diversión entre los jóvenes, para quienes las farras le resultarían más atractivas que la política. En 1952 se creó la UES, Unión de Estudiantes Secundarios, con escándalos que alcanzaron a las más altas autoridades. Esto agudizó las difíciles relaciones con la Iglesia Católica y en 1954 fue clausurado el diario “El Pueblo”, que respondía a la jerarquía eclesiástica.
Gran parte de las películas sobre la resistencia  europea  y la segunda guerra mundial tampoco pudieron exhibirse, inclusive antes del conflicto. “El Gran Dictador” de Charles Chaplin, no logró ser presentada en pantallas sino por pocos días. Es interesante acotar que el  cómico se arrepintió luego de haber firmado esa película, pero por razones inversas: el tema era demasiado trágico  para  compartirlo como una burla al nazismo.
En esos tiempos el gobierno había puesto en marcha un fabuloso monopolio oficial que incluía a todos los diarios nacionales con excepción de “La Nación”, a la mayoría de los medios del interior y a las emisoras de radio. El único canal de televisión existente entonces, canal 7, pertenecía por supuesto al gobierno. Los directivos de ALEA no consideraban que eso era monopólico ni que la distribución de papel realizada por el gobierno estuviera vinculada directamente a tal asociación. En esa época no pudieron seguir apareciendo diarios de la derecha católica ni de la izquierda socialista, comunista y anarquista (“La Protesta”) ni voceros radicales como, “Provincias Unidas”. Quizás el equivalente de esos tiempos al caso “Clarín” fue en cierto sentido el diario “La Prensa” porque ambos fueron, a su tiempo,  medios que recogían casi la totalidad de los avisos clasificados que pasaron de la publicación  clausurada al diario de Roberto Noble. En enero de 1951 “La Prensa” fue bloqueada por el sindicato de canillitas con el correspondiente apoyo policial. Los trabajadores de ese diario, periodistas, empleados y obreros gráficos, enfrentaron a los supuestos canillitas, lo que costó la vida a Roberto Núñez. No se castigó a los atacantes sino al medio atacado, que fue expropiado por el gobierno.           
Queda un interrogante por hacer: ¿el tema de los monopolios multimedios y de Papel Prensa se hubiera encarado de la misma manera si las comidas entre Kirchner y Magneto no se hubieran suspendido, rompiendo una rutina conocida? ¿Y si Clarín y La Nación hubieran sido oficialistas?  ¿Cuáles habían sido los ruidos molestos de La Vanguardia de haber apoyado a Juan Perón?              

Un artícluo, quizas el último, de Rodoilfo Pandolfi


                                                 El ruido de la lata
                                                                                        Escribe Rodolfo Pandolfi


Un dato político casi sorprendente es la utilización, por parte del gobierno, de técnicas destinadas a avanzar sobre los sectores en que tradicionalmente era minoritario: científicos, protagonistas del espectáculo, músicos, pintores, intelectuales y miembros de la clase media culta. La ofensiva oficialista tiende a fragmentar la oposición y desinteresar al pueblo de los grandes temas que se discuten.
Para los políticos veteranos es curioso encontrar ahora a jóvenes que son partidarios de Cristina Kirchner. Al menos en los centros urbanos, ese territorio político había sido siempre opositor. Al mismo tiempo, la propaganda oficial busca atraer también así a los intelectuales. Contra toda la tradición que salta a la vista, por ejemplo, en los discursos del mismo Juan Domingo Perón, sus partidarios de ahora elijen fragmentos convenientes en sus debates internos.
El doble rasero o selección de indignaciones es un recurso cuya eficacia es incomprensible, pero funciona. Los países que mayor número de personas han torturado, asesinado, hecho desaparecer o utilizado para experimentos biológicos mortales son los mismos que denuncian sin cesar toda violación a los derechos humanos. Esas violaciones son malas cuando la practica la contraparte. Casi no es necesario citar ejemplos en ese sentido.
La estrategia comunicacional de las dictaduras, civiles o militares, se basa fundamentalmente en la discontinuidad. No es una casualidad que los programas de la televisión oficialista parcelen su discurso, lo maticen con humor y eviten que el televidente (o el escucha en el caso de un programa de radio) pueda razonar sobre lo que se dice. Esta técnica, asociada  a la creencia en un enemigo único que maneja todas las críticas al gobierno es, en el fondo la esencia de la estrategia psicológica del totalitarismo light que se utiliza en estos tiempos.
Las torturas físicas se reemplazan por el agobio al pensamiento coherente y la negación del diálogo con la creación de un estereotipo, el enemigo único. A  la vez, la sobrevaluación del factor sorpresa puede inclusive entretener pero no convence a largo plazo.
El tema fue muy estudiado por Max Picard. En su tiempo (finales de la década del 30 y principios del 40) el análisis se centraba necesariamente en la radio. Picard tomó un ejemplo concreto basado en un programa radial alemán: 6 de la mañana; gimnasia; 6 y 10 música ligera; luego, sucesivamente, noticias, lecciones de código Morse (muy difundido en ese tiempo), luego breve reflexión metafísica; enseguida estampas de la vida de un pueblo; a la 10 una pieza de música clásica; enseguida perspectivas del tiempo e impacto del mismo sobre la agricultura; más noticias, sobre todo del ámbito internacional; a las 11 música clásica; luego humor y así hasta el final.
El enemigo fue siempre presentado como  astuto y perverso pero, a la vez, ridículo; los amigos se multiplicaban pero no existía seguridad sobre la lealtad de todos.
Dice Picard: “no contento con ser caótico, ese mundo de la radio produce caos, presenta los hechos sistemáticamente fuera de contexto y anula la relación de unos con otros.
“Se reflotan episodios que aparecen en medio de la niebla del olvido; no hay (en esa estrategia) un mundo exterior que deba ser comprendido, solamente un revoltijo y ninguna mente que lo comprenda porque la mente misma se ha transformado en un revoltijo. En ese tráfico de la radio, el ser humano ni elije  ni examina sus objetos; un mundo liquido y descoyuntado pasa junto a un hombre descoyuntado y nada importa lo que pasa, nadie se interesa por nada, sólo que pasa algo. En esa procesión cualquier cosa puede arrastrase sin ser advertida”.
Picard agrega que a través de la comunicación oficial se genera un enorme vacío donde algo ruge, no se sabe si el bramido surge de los que mandan o de quienes son mandados; se alzan los brazos, no se sabe si para atacar o para defender, si se está con los verdugos o con los ahorcados”.
Los aullidos emitidos no están dirigidos solamente al pueblo sino, sobre todo, a los mismos puntales del poder. “Es como si un pedazo de lata, para probarse a sí mismo que sigue existiendo, estuviese siempre diciendo soy un pedazo roto de lata”.                                                     
            

sábado, octubre 29, 2011

Los testigos del peronismo real, una experiencia extraordinaria

La generación del 70 fue hija de la Revolución Cubana y creyó verla encarnada en el peronismo. Esa extraña mixtura sonaba en la consigna “Perón, Guevara, la Patria liberada”
Esa generación, a la cual yo pertenecí, rompió con sus familias- porque eran antiperonistas- , con su formación democrática o marxista clásica y adhirió fervorosamente a la aventura de “ser peronista”, o sea, fundirse a un sujeto hecho de poder puro, sin sutilezas teóricas, “puro pueblo”, que gritaba sin sonrojarse “alpargatas sí, libros no”. Con ese acto de ruptura no solo quebrábamos las relaciones con nuestra “clase”, con nuestras familias, sino con el “ethos” cultural de un progresismo hecho de libros, nostalgias parisinas e identificado, a su modo, con Occidente. Tirábamos a Marx o a Sartre o a Freud a la basura y adheríamos al tumultuoso, contradictorio, violento y autoritario peronismo, el lugar real donde “las masas” vivían. Coqueteábamos incluso con cierto fascismo de hecho. Algunos, de tanto leer a Perón y sus nostalgias mussolinianas abandonaban cualquier resto de “recato” y cantaban extasiados  “Ni yanquis ni marxistas, peronistas”.
Era una catarsis, una ceremonia desvariada, un rito de iniciación: había que probar que no quedaba ninguna fibra de “socialdemocracia”, de “izquierda cipaya”, en nuestras mentes y que ya, casi, éramos pueblo. Había que amar a Perón, si uno quería fundirse realmente con el pueblo.
Así como hubo una trayectoria desde la derecha nacionalista de Tacuara hacia Montoneros y la “tendencia revolucionaria”, hay otra que nace en la izquierda marxista y termina en Guardia de Hierro o, peor aun, en los grupúsculos de la ultra derecha peronista. También, obviamente, había “entristas”, marxistas puros y duros que, por cálculo político, adoptaban alguna terminología peronista y se sentían parte del “Movimiento”, con la secreta esperanza de guiarlo hacia la Revolución Social.

La generación del 45, en cambio, era hija de la Guerra Española y la Segunda Guerra Mundial: el frente antifascista que englobaba desde el Partido Comunista hasta algunos cristianos, pasando por anarquistas, socialistas, radicales, demócratas progresistas, liberales. Arraigada en la tradición democrática, continuadora, en muchos casos de una historia familiar de militancia enfrentada al golpe de Uriburu. Para ellos, Perón era simplemente- no había mucho que discutir- la versión criolla del fascismo, una continuidad natural del uriburismo, un representante de la corporación militar, la Iglesia y los sindicatos, al estilo fascista y falangista.
No fue una generación de ruptura, no tuvo que pasar por ritos de iniciación ni abjurar de su formación o sus tradiciones familiares. Fue, en ese sentido, más sana, más consistente. No necesitó de sesiones de terapia para integrar sus diversos yoes, como nosotros (judíos hablando de la conspiración sionista, izquierdistas teniendo que comulgar en la iglesia, internacionalistas bebiendo grandes tragos de nacionalismo, marxistas renegando de sus libros y dedicándose a leer a Perón, y así sucesivamente)
Los del 45 eran antifascistas, simplemente. Y casi todos, anticomunistas. Sabían que Hitler y Stalin tenían la misma sangre autocrática y violenta. Y que de esos modelos se desprendían pequeños dictadores como Perón.
Sabían que estábamos en Argentina y que las cosas nunca llegarían a la letal maquinaria  nazi o al crudo Gulag ruso. Sabían que era muy difícil perder la vida, aunque había casos. Lo más usual serían algunas temporadas en la cárcel, problemas para recibirse, algunos golpes. Aunque también hubo torturas, torturas en serio, con picana aplicada sobre una cama de metal, durante horas.
El apoyo obrero a Perón fue una amarga píldora que tuvieron que tragar. Fueron sorprendidos por la rapidez con la que la “clase obrera” - el gran mito socialista en el que muchos de ellos creían- se hacía fascista. Evita fue otro misterio: como podía ser que una figura de la farándula, enjoyada y vestida con pieles pudiera ser una especie de diosa de los pobres.
Si algo no pudieron entender, al menos en ese momento, es que el peronismo era una construcción mitológica, no un mero rejunte de oportunistas. Algo muy complejo que ya está inscripto en el ADN argentino, parte constitutiva de una cultura política y extrapolítica. Pero esa es otra historia.
Ellos sufrieron el peronismo real, no la narración mitológica construida para perdurar.  Para ellos, el peronismo fue el “tira” que los delataba, las golpizas en la Sección Especial, el control agobiante, la inexistencia de una prensa libre, el festival de “permisos de importación” con el que se premiaba  a los leales, la impudicia de la UES, la manipulación del deporte, el espectáculo y la cultura, al servicio del poder dominante. Fue la imposición de la educación religiosa, la intervención en las universidades y la destrucción de la Reforma, la persecución a los legisladores de la oposición, los oscuros negocios de Juancito Duarte, el refugio para los nazis, los profesores falangistas, los “amigos” como Somoza, Stroessner o Trujillo, los libros de lectura con frases como  “Mamá me ama, Eva me ama”, la afiliación compulsiva al Partido Peronista, las listas negras de artistas, la política exterior muy poco “popular y antiimperialista”.
Ese relato, para nosotros, simplemente no existía, era obra de la propaganda “gorila”, un infundio de los “contreras”. Nos negábamos a saber que Cipriano Reyes, coautor del 17 de octubre, había sido torturado y preso durante siete años, no sabíamos los nombres de los torturadores (los hermanos Cardoso, Lombilla, Astesano) Nos negábamos a ver una realidad que nuestros padres conocían bien. Sus advertencias nos sonaban huecas: una tía vieja no puede saber más que yo quien fue Perón.
Y sin embargo, lo sabían: todos los fantasmas cuidadosamente ocultados, minimizados o justificados aparecen en estos relatos de los testigos. Sin histerias, reconociendo errores, algunos, incluso, afirmando que las cosas cambiaron mucho desde entonces. Pero nadie reniega de su militancia opositora. Ninguno de ellos abomina de sus posiciones, que fueron consistentes con los valores que encarnaban.
Se los puede acusar de ingenuidad. Pero ninguno actuó manipulado por poderes ocultos, por la tan mentada “Sinarquía internacional”, la Masonería, el Imperialismo o el judaísmo. Esos cucos fueron alimentados por Perón y combinados en una mezcla explosiva con los mitos tercermundistas. Esa extraña combinación de tercermundismo, fascismo y marxismo fue la que nos taladró la mente en los setenta. Aun hoy, esa mescolanza actúa determinando que el peronismo sea un animal político capaz de hacer y deshacer, decir y desdecir con  total desparpajo.
Ellos fueron leales a sus ideas, incluso las equivocadas: el “clima de época” como dijo Pandolfi, haciendo alusión a un cierto izquierdismo ingenuo que coincidía en algún punto con el estatismo peronista, pero que rechazaba desde las entrañas el autoritarismo y el culto a la personalidad que caracterizaron al Régimen.
Ha sido una experiencia personal extraordinaria entrevistar a estas personas, los testigos olvidados.

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