sábado, septiembre 12, 2009

Viva el Administrador!

Hace unos meses el escritor mexicano Carlos Fuentes cometió un asesinato ideológico: dijo que el Estado era la más magnífica creación de la Humanidad, dicho esto en el contexto de la actual algarabía sobre la supuesta muerte del Mercado merced a la crisis mundial. O sea: el aparato de centralización, dominación, homogeneización, despersonalización, intervención, penalización, control, represión y coacción no debe ser objeto de límites, de la sospecha y la observación por parte de la sociedad, sino que debemos agradecer que tal institución exista y venza al “codicioso mercado”.
Es como si el Administrador del edificio, un señor al cual los consorcistas contratan para atender la gestión del edificio, se hubiera decidido a usurpar un piso entero, so pretexto de la necesidad de controlar las cuentas, los proveedores , al encargado, etc. Y hubiera, además, dictado una ordenanza subiendo las expensas a 500 dólares por mes por unidad, para “mejorar las tareas de mantenimiento de las áreas comunes” .
Ante la imposibilidad de la mayoría de los propietarios de pagar semejante expensa, el susodicho Administrador declara que los “ricos” del edificio, deben sufragar el monto que los “pobres” no pueden pagar, subiendo entonces el monto mensual a 1000 dólares. Los “ricos” ensayan una protesta, pero el Administrador logra que la Asamblea –mayoritariamente compuesta por los “pobres” - ratifique la medida y amenace con juicios a los que no cumplan con el pago. Dado el clima de conflicto, el Administrador decide, además, contratar a dos guardaespaldas para disuadir cualquier conato de agresión hacia su persona. Este nuevo gasto implica un incremento del 20% en las ya altas expensas.
Pero la cosa no para ahí: el Administrador pide – y la Asamblea concede- un automóvil para uso personal, una asistente, una secretaria, exención en el pago de servicios, un celular nuevo, etc. Poco tiempo después, el Administrador consigue desplazar al Encargado, hombre viejo y muy apegado a los consorcistas. Lo reemplaza por un joven entusiasta, muy amigo del Jefe de Custodios del Secretario General del Sindicato de Encargados, un hombre muy ligado a la política sindical y diputado del PJ. El joven quiere hacer méritos en la estructura sindical, por lo cual se presta a todos los manejos que el Administrador le pida: desde no atender debidamente a los consorcistas “críticos”, a espiar correspondencia, visitantes y vida privada de los propietarios díscolos.Cuando se rompe el ascensor se pide una expensa extraordinaria de 1000 dólares a los “ricos”. Estos, simplemente, deciden vender su propiedad e irse. En pocos meses la Caja ya no recibe más ingresos: los nuevos propietarios, alertados por los ricos, se declaran insolventes y se unen a los “pobres históricos”. Estos se enfrentan a los “nuevos pobres” en un conflicto que obliga a contratar más guardaespaldas. El Administrador decide hacer un juicio a unos de los pobres históricos (acusándolo de “traidor”), con lo cual la “justicia” le expropia el departamento, se cobran con su venta las expensas adeudadas. La mitad de las mismas se aplica en la pintura, maquetado y nuevos muebles para el departamento que ocupa el Administrador.
Surgen entonces, al fin, tímidas protestas de los “pobres” que ven vagamente amenazada su propiedad. Sabedor, el Administrador plantea entonces, una “profundización del Modelo”. Dice en un memo: “Señores consorcistas, ¿recuerdan ustedes el calamitoso estado en que se encontraba el edificio y la enormidad que pagaban de expensas? Nuestra política de Redistribución hizo recaer el costo de mantenimiento del edificio en manos de los privilegiados, de esa minoría codiciosa y poco solidaria. Desgraciadamente muchos de ellos escaparon como ratas del barco y nos dejaron sin ingresos. Por ello, en defensa de todos ustedes este Administrador ha iniciado juicios de expropiación contra los morosos, con lo cual hemos generado una nueva forma de recaudación: en vez de las honerosas expensas, logramos la expropiación de las propiedades de los incumplidores insolidarios. Que prefieren, ¿seguir disfrutando del Edificio sin tener que pagar expensas, aunque con el remoto riesgo de perder la propiedad o volver al Viejo Régimen expoliador? Voten en la próxima Asamblea por la Renovación Permanente de mi mandato: El Edificio se lo agradecerá”.

Bien. Fuentes propone que admiremos al Estado Administrador, que decide quien se enriquecerá y quien languidecerá, ahorra supuestamente sufrimientos a los más pobres a costa de los que producen a riesgo propio, se alarma cuando esas políticas descapitalizan al país, alejan la inversión, generan desabastecimiento, inflación y mercado negro y propone entonces más controles, más precios regulados, más exenciones impositivas a los amigos, más confiscaciones e intervenciones diversas.
El progresista Fuentes quiere admirar al Estado “como un maravilloso invento de la Humanidad”, no al mercado, al comercio, al intercambio libre, a la creatividad aplicada a la producción: todos esos delitos capitalistas que generan “tanta” pobreza. Fuentes necesita de pobres para justificar al Estado Protector de los pobres: o sea al Estado (políticos, funcionarios que viven del Presupuesto) Elefante que decide quien y como será beneficiado o perjudicado por sus políticas. A esa carga pesada de milenios- desde el Faraón a Stalin, desde Darío hasta el Estado Bolivariano - hay que rendirle ahora homenaje por que la crisis internacional supuestamente es hija de la libertad de mercado. Cuanto error, cuanto asesinato ideológico.

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