jueves, mayo 03, 2007

Investigar-SE


No se si Olmert resistirá o renunciará, ni me interesa, realmente. A mi me interesan los mecanismos de corrección que construye la democracia, no la obcecación en el error que algunos políticos muestran. Cuando me dicen “las instituciones estan por sobre los hombres”, yo, argentino, me encojo los hombros y sonrío con pena (“qué instituciones”, pienso).

Olmert, terminada la guerra contra Hizbolah, instituyó una comision investigadora a cargo de un juez intachable para que estudie los eventuales errores y responsabilidades. Acaba de conocerse el dictámen de la Comisión Winograd. Es demoledor para Olmert.

"Olmert tiene la responsabilidad suprema por las decisiones de su Gobierno y por las operaciones de las Fuerzas Armadas", señala el dictamen. "Decidió ir a la guerra precipitadamente a pesar de que no se le presentó un plan militar detallado y sin que él pidiera ninguno. Tomó su decisión sin consultas sistemáticas con otros, especialmente fuera de las Fuerzas Armadas, pese a carecer de experiencia en asuntos de política exterior y militares" reza el Informe Winograd.

Supongamos este escenario.
Chávez lanza una guerra a la Guyana por un problema fronterizo. Le cuesta muchas vidas y el ejército venezolano se retira.
El Presidente Chávez nombra una Comisión Investigadora a cargo de un Juez ya jubilado y le da todos los medios para que investigue los eventuales errores cometidos por Venezuela en esa guerra. A los seis meses, la Comisión Rodríguez dictamina
un "severo fracaso" del Presidente en la gestión de la guerra contra Guyana. Las conclusiones del informe de la comisión de investigación son más graves de lo previsto y culpan, además de a Chávez, al ministro de Defensa y al jefe de Estado Mayor.
Los propios ministros de Chávez piden su dimisión, y una multitud de 200,000 personas apoya ese pedido.
Imposible, ¿no?
O imaginar que semejante mecanismo se hubiera aplicado en el Irak de Saddam, cuando éste perdió la guerra con Irán, a un costo de 500 mil muertos.

Es inimaginable que los regímenes autoritarios o populistas se permitan semejante grado de autocrítica y que exista la posibilidad de ejercer un control efectivo sobre el gobierno.
La pregunta de Popper sigue siendo la crucial “¿como podemos organizar nuestras instituciones políticas de forma que los gobernantes malos o incompetentes (a los cuales, por supuesto, hemos tratado de intentar evitar, pero que de todos modos podemos tener) nos causen solo el mínimo daño?”

Israel esta encontrando una respuesta en el caso Olmert. Aleluya.

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